Follione

Una herencia es, en algunos casos, todo un regalo envenenado, sobre todo cuando los términos no son del todo claros. En nuestro país, lo habitual es que los padres dejen la herencia a sus hijos en partes más o menos iguales. Pero en ocasiones, el capital no es en metálico sino en bienes inmobiliarios. Por ejemplo, una casa que puede tener un alto valor pero que es un solo inmueble. Cuando esta vivienda queda en manos de dos o más herederos, los problemas pueden ser muy variados.

A veces, uno de los hermanos vive en la casa porque ya vivía en ella con sus padres y siente que tiene el derecho a continuar allí. Pero la persona que no vive en la misma no está dispuesta a renunciar a su herencia y quiere obtener un partido por su mitad. En otros casos, ninguno de los hermanos vive en la casa, pero no se ponen de acuerdo en qué deben hacer con ella: repartirse el tiempo para disfrutarla en vacaciones, alquilarla y mantenerla en la familia o venderla.

Muchas de estas discusiones parten de un mismo problema: todos creemos conocer la ley, pero la interpretamos como más nos favorece. Por eso, para evitar que la relación entre hermanos acabe como el rosario de la aurora, una buena idea es acudir juntos a un abogado Vigo para que explique claramente cuáles son las opciones y qué se debe hacer en cada caso.

Por ejemplo, si uno de los hermanos vive en la casa, tener claro si tiene derecho a seguir haciéndolo; si es así en qué condiciones y qué opciones tienen los otros propietarios. Y si unos quieren vender, pero otros no, el abogado puede explicar cuáles son los derechos de unos y otros, los caminos que se pueden tomar y las consecuencias de cada uno de ellos.

Al ser un abogado que es contratado por todos, es decir, sin interés en una parte, pondrá las cartas boca arriba para todo el mundo. Esto puede, en ocasiones, ser suficiente para que quienes creían tener ciertos derechos se den cuenta de que estaban equivocados o quienes querían tomar un camino vean que este tiene más obstáculos que ventajas y se llegue a un acuerdo que no perjudique a nadie y aporte beneficios a todos.

En otros casos, las posturas pueden continuar enrocadas, siendo necesario entonces que cada parte contrate a su propio abogado para defender sus intereses.